La producción de cuero, concentrada principalmente en la zona sur del conurbano bonaerense, es uno de los motores de la economía Argentina. Sin embargo, a medida que esta industria avanza, también lo hace la contaminación del río Matanza Riachuelo. Para dar respuesta a esta problemática desde Ecopreneur, llevamos adelante el desarrollo de una planta de tratamiento para efluentes líquidos industriales (PTELI) diseñada específicamente para procesar efluentes de curtiembres.
La planta, cuya construcción se realiza en el marco de la Unión Transitoria que formamos con las compañías Panedile y Esuco, estará localizada dentro del Parque Industrial Curtidor (PIC) de Lanús y permitirá procesar entre 8.000 y 12.000 m3 de líquidos industriales por día, lo que representa el curtido de alrededor de 12.000 cueros.
Para lograrlo, contará con tecnología de avanzada para tratar residuos particularmente tóxicos, como, por ejemplo, la tecnología de carriers o portadores, conocida como MBBR (Moving Bed Biofilm Reactor) o turbosopladores de bajo consumo, entre otros. Además, estos dispositivos reducirán los costos operativos y disminuirán aún más el impacto ambiental de la región, fomentando el desarrollo sostenible.
La cuenca de los ríos Matanza y Riachuelo es un paradigma de la contaminación ambiental a nivel mundial. 13.000 empresas están instaladas en la región y 1.397 han sido calificadas como agentes contaminantes.
Esta situación fue denunciada en 1811 por el Cabildo de Buenos Aires y ha dado lugar a enormes cantidades de proyectos –solo unos pocos y parcialmente realizados-, conflictos institucionales y jurídicos.
En 2004, un grupo de vecinos presentó una demanda contra el Estado Nacional, la Provincia, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 44 empresas, reclamando la recomposición del ambiente, la creación de un fondo para financiar el saneamiento y un resarcimiento económico por daños y perjuicios.
En 2006 finalmente se creó la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) organismo tripartito encargado de resolver el problema.
La cuenca del río Matanza-Riachuelo alberga a más de 4,5 millones de personas y diversas actividades industriales, entre las que se encuentran 62 curtiembres en funcionamiento. Muchas de estas, son pequeñas o medianas empresas que funcionan con márgenes de gastos limitados que no les permiten invertir en plantas de tratamiento del tamaño adecuado.
El efluente de las curtiembres contiene metales pesados, como plomo, níquel, zinc, cobre y cromo, así como una variedad de sales, sulfuros y ácidos sulfúricos, y grandes cantidades de sólidos orgánicos. Como consecuencia, el río Matanza-Riachuelo se ha convertido en uno de los más contaminados del mundo. El agua está plagada de niveles poco saludables de metales pesados, toxinas y bacterias.
En el año 2009 se dio inicio a la edificación del PIC, obra impulsada por ACUMAR y financiada por el Banco Mundial con el objetivo de eliminar la contaminación en el río. En paralelo a esta iniciativa, surgió el proyecto de la creación de una planta de tratamiento para efluentes líquidos industriales (PTELI), cuya finalización está prevista para mediados de 2023.
Esta planta de tratamiento tendrá una superficie de 23.700 m2 y recibirá en forma separada las 3 corrientes de efluentes que se originan en el proceso: línea de ribera (lavados previos y concentrado de pelambre y enjuagues), línea de curtido (concentrados de curtido, lavado y escurrido) y línea de aguas generales (enjuagues de curtido, recurtido y teñido).
Tal como mencionamos, la obra es posible gracias al trabajo conjunto de lo que se conoce como Unión Transitoria, una alianza conformada por Panedile, Esuco y nuestra compañía, Ecopreneur. Somos los responsables del diseño de la ingeniería del proceso de tratamiento del PIC y de la selección de las herramientas tecnológicas adecuadas para el proyecto.
Elegimos para la planta una tecnología avanzada: el reactor de biofilm de lecho móvil (MBBR, en inglés) provista por la empresa israelí AQWISE, empresa con la cual desarrollamos proyectos en conjunto desde hace muchos años. Esta tecnología es energéticamente eficiente y permite ahorros dado que posee una huella mucho menor que los sistemas tradicionales de lodos activados.
El control del gasto energético es uno de los principales desafíos de las plantas de tratamiento de aguas.
Entre el 60% y el 70% del consumo de energía está asociado a los sopladores, un componente clave de los MBBR. La planta de tratamiento para residuos de curtiembres del PIC requerirá 5 sopladores de 400 hp para diversos procesos. Para mantener bajos los costos y garantizar la menor huella de carbono posible, optamos por la instalación de turbosopladores AT400 de nuestro partner Aerzen.
Gracias a su utilización, el PIC ahorrará 3.398 megavatios-hora por año, equivalentes a aproximadamente 1.250 hogares. En total, se reducirán las posibles emisiones de CO2 en unos 950.000 kg al año.
No obstante, lejos de terminar allí, el desarrollo continuará. Ya existen proyectos de expandir la planta para que tenga la capacidad de procesar efluentes industriales adicionales de otros negocios, con el objetivo de reducir aún más la contaminación y avanzar hacia la recuperación de esta cuenca de agua.
Sin dudas, la creación de la planta de tratamiento para efluentes líquidos industriales de la cuenca Matanza-Riachuelo es un paso fundamental para alcanzar el desarrollo sostenible de la región. ¿Quieres saber más sobre el proyecto? Contáctanos.