Llevar adelante un adecuado tratamiento de efluentes en la industria de refrescos se torna en un paso fundamental para evitar el derroche de recursos y fomentar el cuidado del medio ambiente.
Cuando son tratadas, las aguas residuales de este segmento productivo pueden ser vertidas en cuerpos de agua natural o bien reutilizadas sin acarrear riesgos para la salud pública ni para la biodiversidad.
Para llevar adelante la fabricación de refrescos, se ejecutan diferentes procesos (mezcla de los ingredientes, pasteurización, esterilización, embotellado, limpieza y desinfección de las instalaciones, insumos y equipos, entre otros). Cada uno de ellos genera aguas residuales.
Aunque existen variaciones de composición de acuerdo con las materias primas y productos que se utilizan, en líneas generales los efluentes que resultan de la elaboración de refrescos tienen:
Las aguas residuales generadas por las organizaciones de este rubro presentan una carga orgánica elevada, con valores de DB05 que oscilan entre los 200 y los 5000 mg/l.
Tratar los efluentes que produce esta industria es beneficioso porque:
El tratamiento de efluentes industriales de las compañías que se dedican a la fabricación de bebidas refrescantes consiste en la puesta en marcha de diferentes procedimientos y tecnologías, que se distribuyen en distintas etapas.
En este estadio, el efluente proveniente del proceso productivo es dirigido hacia un pozo de bombeo y, posteriormente, bombeado a tamices estáticos de acero inoxidable con el objetivo de reducir la cantidad de sólidos gruesos que conforman parte de la carga orgánica insoluble.
A continuación, los sólidos son enviados a tamices rotativos para eliminar los sólidos finos que retienen. Este líquido vuelve al sistema, mientras los sólidos son retirados para su disposición final.
Una vez filtrado, el líquido es enviado hacia ecualización. El propósito es mezclar y homogeneizar el efluente. Para mantener al líquido en agitación constante, se suele instalar un sistema de agitación y mezcla.
A su vez, desde la laguna de ecualización, el efluente es enviado a una cámara de neutralización de PH, floculación y posterior sedimentación a través de bombas que envían caudal a la siguiente fase.
Luego, el efluente llega a una cámara de floculación donde se neutraliza y se flocula.
Una vez que está acondicionado en términos químicos, el efluente se transfiere a la unidad de flotación.
Allí, se proporciona la energía necesaria para la flotación de los flocs. Las burbujas de aire extremadamente finas (micro burbujas) hacen que se adhieran a las partículas (flocs) que deben ser removidas.
En la unidad de flotación se observan 2 procesos fundamentales: el proceso de disolución del aire, que tiene lugar en un tanque presurizado o tubo de disolución, y el proceso de separación sólido-líquido, que se realiza en un tanque de flotación.
Para que la flotación tenga resultados satisfactorios, además de la presencia de microburbujas de aire con distribución, es necesario promover la coagulación química y la floculación de partículas dispersas en el medio líquido. Para lograrlo, es fundamental instalar un sistema de dosificación de coagulante y floculante.
Eventualmente, el líquido clarificado o pretratado es enviado a una cámara calefaccionada para elevar su temperatura antes de entrar al reactor anaeróbico.
Los reactores anaerobios se emplean para eliminar la carga orgánica biodegradable, así como también para producir biogás.
En vez de ser un procedimiento de destrucción, la digestión anaeróbica consiste en transformar materia orgánica en metano y dióxido de carbono.
Pulido aeróbico
A continuación, el efluente tratado atraviesa la etapa de pulido aeróbico a fin de eliminar los sólidos suspendidos y la demanda biológica de oxígeno (DBO) que no han podido removerse en la fase anterior.
En el pulido aeróbico, el efluente es tratado en un reactor con difusión de oxígeno para favorecer la acción de las bacterias y los microorganismos que depuran el efluente, reduciendo la carga orgánica remanente del sistema anaeróbico. Luego, se produce la sedimentación secundaria para eliminar los sólidos generados en la etapa anterior.
Finalmente, se lleva adelante el último paso del tratamiento: la desinfección. Esta etapa tiene como objetivo eliminar los microorganismos patógenos para garantizar que verter o reutilizar las aguas tratadas sea seguro para el medio ambiente y para la salud de la población.
En Ecopreneur, recomendamos la instalación de equipos y plantas de pretratamiento, así como de reactores anaeróbicos y biodigestores para generar biogás.
¿Tenés dudas acerca de las tecnologías empleadas en el tratamiento de efluentes en la industria de refrescos? Contactanos.